miércoles, 17 de agosto de 2011

Trauma Infantil

El El trauma infantil, incluyendo abuso y negligencia, es uno de los más grandes desafíos a la salud. El maltrato crónico tiene efectos penetrantes en el cerebro y en el desarrollo.  La mente, el cerebro y el cuerpo están programados para que hagamos que el peligro sea lo primordial para nosotros. Las cosas que representan un peligro cambian durante el transcurso de la niñez, de la adolescencia y de la adultez. Como también, los peligros varían según la historia de las sociedades y de las culturas.
Los peligros pueden llegar a ser “traumáticos” cuando amenazan con producir graves lesiones o muerte. Las experiencias traumatizantes incluyen también la violación física o sexual del cuerpo. El presenciar actos de violencia, graves lesiones o una muerte grotesca puede ser igualmente traumático. En situaciones traumatizantes sentimos la amenaza inminente sobre nosotros o sobre otras personas y, con frecuencia, graves daños y desgracias las siguen de inmediato. Sentimos terror, impotencia u horror como respuesta a la gravedad de lo que está sucediendo y por no poder hacer algo para protegernos o cambiar completamente los resultados perjudiciales. Estas emociones poderosas y perturbadoras van acompañadas por fuertes y aterradoras reacciones físicas como palpitaciones aceleradas, temblores, saltos en el estómago y la sensación de que uno está pasando por un sueño.
Reacciones al estrés postraumático
Por razones fundamentales a la supervivencia, mucho después de la experiencia traumatizante, éstas continúan siendo prioridad en los pensamientos, emociones y comportamiento de los niños, de los adolescentes y de los adultos. Es posible que el miedo y otras emociones fuertes, así como las reacciones físicas intensas, se intenten reprimir,  pero algunos sucesos y recordatorios podrían volver a sacarlas a flote.
La gravedad y duración de las reacciones de estrés postraumático
Las reacciones de los niños y de los adolescentes al estrés postraumático pueden caer en una escala entre leve y grave, pueden durar por pocos o por muchos años, y mejorarse de vez en cuando pero sólo para empeorar en distintas ocasiones. Para entender estas diferencias hay que partir de la gravedad de la experiencia que tuvo el niño.
El trauma crónico o repetido
¿Qué sucede si la violencia, la vejación, o el trauma ocurre repetidas veces, o si el niño ha pasado por varios tipos de trauma durante sus años de desarrollo? Es posible que los niños y los adolescentes nunca tengan ni el tiempo ni el respaldo para recuperarse de las reacciones de estrés ocasionado por un trauma cuando a éstas se les han sumado nuevas reacciones. Los niños pequeños que son maltratados, por lo general, han presenciado también violencia en el hogar. Es posible que un adolescente haya sido víctima de agresión o de violación y que en otra ocasión haya presenciado el asesinato a balazos de un amigo. Haber pasado antes por sucesos traumatizantes nunca endurece a un niño. En cambio, los efectos pueden acumularse y cada vivencia sucesiva puede conducir a reacciones crónicas de estrés postraumático y a otras consecuencias de desarrollo. De hecho, es muy posible que un niño que hubiese pasado por experiencias traumáticas pueda tener reacciones más intensas al pasar por otro trauma.
Las diferencias individuales
Los niños difieren en cuanto a temperamento, inquietudes y miedos, puntos fuertes de su personalidad y modo de manejar los problemas. Estas diferencias pueden influenciar la recuperación del trauma. Por ejemplo, los niños ansiosos responden con más miedo, pueden reaccionar a los recordatorios del trauma con más temor de que vuelvan a suceder y tal vez tengan más dificultad para tranquilizarse o para sentirse seguros. Es posible que tengan más dificultad para determinar el peligro de una situación posterior.
El impacto del estrés traumático en el desarrollo
Las experiencias traumáticas tienen efectos en el desarrollo de los niños que no son sencillamente las reacciones del trastorno de estrés postraumático (PTSD). Los niños y los adolescentes están cruzando por muchos cambios de desarrollo. El cerebro y el cuerpo de ellos está madurando. Están adquiriendo más capacidad de entender y de estar a cargo de sus emociones. Están aprendiendo de sus experiencias y aprendiendo a usar mejor los pensamientos que rigen su comportamiento y sus planes para el futuro. El estrés traumático puede conducir a muchos cambios en áreas del desarrollo.

Fuente: National Traumatic Stress Network

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