lunes, 29 de agosto de 2011

Disociación y trauma


La disociación “constituye un complejo proceso psicofisiológico que produce alteración en el estado de conciencia. Durante el proceso, los pensamientos, los sentimientos y las experiencias no son integrados a la conciencia ni a la memoria del individuo de la manera que normalmente sucede. Un fenómeno disociativo siempre está acompañado por dos características: a) una pérdida de la sensación de la identidad propia y b) un trastorno de la memoria del sujeto que puede manifestarse como una amnesia frente a hechos vividos o en relación a acciones complejas.

Diferentes investigaciones confirman que existe una predisposición personal y/o familiar que facilita la utilización de la disociación como mecanismo de defensa y señalan, además, que ésta se activa ante circunstancias de la vida real sumamente traumáticas. Entre los factores que pueden provocar una respuesta disociativa se menciona el maltrato infantil (abuso sexual, maltrato físico, maltrato psicológico, maltrato fisiológico y negligencia), las experiencias que ponen en riesgo la vida del sujeto y las pérdidas repentinas del entorno familiar.

La ventaja que este mecanismo representa para la economía psíquica es permitir convivir y, sobre todo, sobrevivir, a situaciones altamente traumáticas, conservando una adaptación aparentemente normal al entorno. Bajo condiciones de sobrecarga extrema, la fisiología cerebral se modifica sustancialmente. La sobreestimulación bloquea la capacidad normal de absorber y almacenar la información, provocando el proceso disociativo que separa las experiencias abrumadoras del conocimiento consciente. Sus efectos son complejos: los recuerdos traumáticos percibidos por el individuo se pueden “perder” de manera total o parcial, o ciertos fragmentos perceptuales se pueden conservar, aunque completamente separados de sus consecuencias emocionales, permitiendo que los hechos conmocionantes para el psiquismo queden (mal) integrados a la historia personal como episodios poco significativos. Posteriormente estos elementos disociados pueden ser recuperados fragmentariamente como imágenes visuales, recuerdos corporales, sensaciones extrañas y/o como sentimientos o pensamientos intrusivos.

(…)Las desventajas de la disociación surgen cuando, ante la cronicidad de los hechos traumáticos, este mecanismo se activa no ya para proteger al sujeto en situación de riesgo, sino ante cualquier circunstancia que implique conflicto o angustia, sin tener en cuenta la magnitud y las características del problema. Es entonces que la disociación produce serios efectos indeseables, cuando se activa casi de manera automática y se convierte en un mecanismo de defensa privilegiado.

FRAGMENTO TOMADO DEL ARTICULO : "Abuso Sexual Infantil"; ENLACE:     http://www.psicologiamundial.com/abuso-sexual-infantil/

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